HOMENAJES NUMISMÁTICOS: MACEDONIA

Hace poco tuve la suerte de encontrarme con un billete que rinde homenaje a la numismática bizantina, una especialidad por la que siento especial aprecio ya que refleja como ninguna otra la evolución de la moneda antigua a la medieval en el continente europeo. En otras ocasiones he manifestado la importancia de que se preste la merecida atención a la moneda bizantina, siempre a la sombra de otras tradiciones mucho más vinculadas a España como la romana y la árabe. Sería extraño que desde nuestro país, en el que la presencia bizantina fue testimonial, se recordaran piezas como los follis, sólidos o aspron trachy, pero no tanto si miramos un poco más hacia el este. En el caso que hoy nos ocupa no se trata de los grandes depositarios del legado del Imperio Romano de Oriente, Grecia y Turquía, sino de un país del que no sabíamos prácticamente nada hasta hace poco: Macedonia del Norte.

Billete macedonio de 50 denar de 2018, con el follis de cobre bizantino
bajo el arco de la iglesia de San Panteleimon en Skopje (s. XII) 


Pese a que su nombre puede evocar grandes imperios de la Antigüedad, la verdad es que la moderna República de Macedonia del Norte solo ocupa una pequeña parte de la región histórica de Macedonia. Su posición central en la península balcánica, en mitad de antiguas rutas que conectaban el Danubio con el Mar Egeo y el Mar Negro con el Adriático, la ha convertido en un cruce de caminos entre distintos pueblos y culturas, principalmente eslavos pero también albaneses, turcos, gitanos y valaquios (estos últimos vinculados a la cultura rumana). Desde la caída del Imperio Romano formó parte de los dos imperios que dominaron el Mediterráneo Oriental, el bizantino y el otomano, pero siempre fue tierra fronteriza con los reinos eslavos que presionaban hacia el sur. Es esta riqueza cultural precisamente uno de los atributos de los que presume este joven país, de un tamaño similar a la Comunidad Valenciana y poco más de dos millones de habitantes.

Como podemos apreciar, el billete de 50 denar hoy no es solo un homenaje numismático a Bizancio, sino a su cultura en general. La moneda escogida, que además forma parte del logo del Banco Nacional de la República de Macedonia del Norte, es el reverso de un follis de la segunda mitad del siglo VI, muy probablemente emitido bajo el reinado de Justino II (565-578). Es curioso que Macedonia del Norte haya escogido esta pieza en concreto, pues data del momento en que los Balcanes comenzaron a perder sus lazos con Constantinopla. El emperador Justiniano, tío y predecesor de Justino, dejó un imperio extenso en términos geográficos anexionando Italia, Cartago y el sureste de Hispania pero débil en términos económicos y sociales. Esta debilidad se hizo patente durante las décadas que siguieron a su muerte ante los ataques de pueblos vecinos del norte (lombardos y ávaros) y del este (Imperio Persa). Al centrarse los sucesores de Justiniano en la defensa frente a los persas descuidaron el flanco balcánico, por el que fueron penetrando sin control y asentándose progresivamente diferentes pueblos, principalmente eslavos. 

Imagen del arcángel San Gabriel en el reverso del billete
(detalle del fresco del altar de la iglesia de San Jorge en Kurbinovo)

Pese al debilitamiento de este vínculo, la herencia cultural bizantina está muy presente en Macedonia del Norte. El follis, moneda de cobre de algo más de 30 mm. y unos 17 grs. de peso es una pieza muy representativa por diferentes motivos. Formó parte de la reforma monetaria del emperador Anastasio, primer emperador romano de oriente que llegó al poder tras la caída de occidente en el año 476. Esta reforma iba encaminada entre otras cosas a reforzar el circulante de cobre, que había degenerado en piezas tan diminutas como irrelevantes durante todo el siglo V (los nummus). Tras la reforma el sistema quedó de la siguiente manera: 

Piezas de oro: 
1 sólido = 2 semis = 3 tremis

Piezas de plata
12 miliarense o 24 siliqua equivalían a un sólido de oro

Piezas de cobre
180 follis equivalían a un sólido de oro
1 follis = 40 nummus  (por tanto 7.200 nummus equivalían a un sólido)

Las piezas de cobre que se emitieron a partir de este momento añadieron una peculiaridad no vista anteriormente en las monedas occidentales: su valor facial, expresado en letras: 

Follis: M (40 nummus)
Medio follis: K (20 nummus)
El follis aparece incluso
como elemento de seguridad

Cuarto de follis: I (10 nummus)
Octavo de follis: E (5 nummus)

Pese a que la inclusión del valor facial en una moneda puede considerarse algo revolucionario, no debemos olvidar que nos debemos referir a Europa únicamente, pues es algo que en China ya se había hecho varios siglos atrás. Concretamente, el estado de Qi en el norte emitió monedas con su valor facial expresado en numerales alrededor de los siglos III y II a.C., es decir, durante la época de las guerras púnicas en occidente. 

El nuevo circulante de cobre puesto en marcha por el emperador Anastasio fue mantenido y mejorado por sus sucesores. A partir de la época de Justiniano se añadió en el reverso el año de reinado, lo que facilita enormemente a los estudiosos y coleccionistas de la actualidad establecer su fecha de emisión. El follis que usa como insignia el Banco Nacional de Macedonia del Norte lleva el numeral romano V a la derecha y la palabra ANNO a la izquierda, lo que indica que, si se trata de una moneda emitida durante el reinado de Justino II, correspondería al año 569-70. La A mayúscula que aparece debajo de la M indicaría el número de oficina o ceca donde fue emitida, y la abreviatura del exergo NIKO indica la ciudad: Nicomedia (en la actualidad Izmit, cerca de Estambul)

Aunque sin duda mucho más austeras que sus predecesoras romanas, las monedas bizantinas ofrecen valiosa información sobre su valor y el lugar y fecha de acuñación, que a veces podemos ver por partida doble en reacuñaciones, muy habituales en este tipo de monedas. Aunque posteriormente el follis perdiera peso y tamaño los grandes bronces fueron una constante durante la dilatada existencia del Imperio Romano de Oriente, lo que da una idea del alcance de la reforma monetaria de Anastasio. De hecho, y a diferencia de lo que ocurrió en el el resto de Europa y en el mundo musulmán, donde regía un patrón monetario de plata, Bizancio mantuvo de hecho un sistema bimetálico oro-cobre, en el que las monedas de plata eran testimoniales. 

El follis bizantino fue por tanto mucho más que una moneda de cobre: estableció un modelo y un estilo que Constantinopla mantuvo (o intentó mantener) durante siglos, siendo de los pocos grandes bronces que circularon durante la Edad Media. No es extraño que Macedonia del Norte haya querido rendirle este homenaje. 
  

Byzantine Coins and Their Values, by David R. Sear, second edition, revised and enlarged, Spink 2006
https://www.britannica.com/place/North-Macedonia
http://www.nbrm.mk/dizajn-na-novite-polimerni-banknoti-en.nspx
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