15 de enero de 2020 Dedicamos nuestra última mañana a visitar Cholon, el antiguo barrio chino de la ciudad de Ho Chi Minh. Visitamos el mercado de Binh Tay, la iglesia de Cha Tam y las pagodas de Quam Am, Phuoc An Hoi Quan, Thien Hau y Ngia An Hoi Quan. A primera hora de la tarde fuimos al aeropuerto a coger el vuelo de vuelta, en el que hicimos escala en Doha. Casi sin darnos cuenta llegaba el final de aquel gran viaje. Sumando con los fantásticos días que habíamos pasado en Laos, aquel era el nº 33 de aquel viaje, que había colmado todas nuestras expectativas y en el que todo había salido según lo planificado. A última hora de la tarde partiría nuestro vuelo de regreso a casa, así que teníamos medio día para acabar de visitar algo de Ho Chi Minh. Decidimos dedicarlo en explorar Cholon, el barrio chino de la ciudad. En su origen era una ciudad independiente de la entonces Saigón, situada a unos 10 km de ésta, pero el gran crecimiento de la urbe acabó por absorberla. Después de dejar el equipaje en la recepción del hotel, paramos un taxi para que nos llevara al mercado de Binh Tay, el más importante del barrio. 15 de enero de 2020
Dedicamos nuestra última mañana a visitar Cholon, el antiguo barrio chino de la ciudad de Ho Chi Minh. Visitamos el mercado de Binh Tay, la iglesia de Cha Tam y las pagodas de Quam Am, Phuoc An Hoi Quan, Thien Hau y Ngia An Hoi Quan. A primera hora de la tarde fuimos al aeropuerto a coger el vuelo de vuelta a casa, en el que hicimos escala en Doha.
Casi sin darnos cuenta llegaba el final de aquel gran viaje. Sumando con los fantásticos días que habíamos pasado en Laos, aquel era el nº 33 de aquel viaje, que había colmado todas nuestras expectativas y en el que todo había salido según lo planificado. A última hora de la tarde partiría nuestro vuelo de regreso a casa, así que teníamos medio día para acabar de visitar algo de Ho Chi Minh. Decidimos dedicarlo en explorar Cholon, el barrio chino de la ciudad. En su origen era una ciudad independiente de la entonces Saigón, situada a unos 10 km de ésta, pero el gran crecimiento de la urbe acabó por absorberla. Después de dejar el equipaje en la recepción del hotel, paramos un taxi para que nos llevara al mercado de Binh Tay, el más importante del barrio. La distancia es más o menos larga y el tráfico fue horroroso, así que tardamos un buen rato en llegar (carrera 126.000 VND, unos 5 €). El mercado está emplazado en un bonito edificio colonial francés. A diferencia de otros, Binh Tay está orientado mas a la venta al por mayor, eso hacía que hubiera relativamente poca gente y que los vendedores apenas reparasen en nosotros (no es muy turístico). Estaba muy bien organizado en diferentes zonas dependiendo del producto, incluyendo una zona de comida con puestos callejeros. No estuvo mal dar una vuelta, pero no sería un buen ejemplo del típico mercado asiático, con su caos y los locales haciendo sus compras diarias. A continuación nos acercamos caminando a la iglesia de Cha Tam o de San Francisco Javier, situada en un patio interior que es todo un remanso de tranquilidad. Tiene una curiosa mezcla de estilo neogótico y de estilo tradicional chino: por ejemplo, en su patio hay una gran escultura de la virgen María dentro de un pabellón chino típico. En esta iglesia tuvo lugar un importante acontecimiento histórico: allí se escondió el presidente survietnamita Dinh Diem, que iba a ser derrocado por un golpe de estado militar (apoyado por EEUU). Odiado por su autoritarismo, fue capturado y ajusticiado, para gran alegría del pueblo vietnamita (una placa conmemorativa recuerda este hecho en la iglesia).
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Mercado de Binh Tay |
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Puesto de bolsos, con vendedores ociosos |
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Iglesia de Ta Cham |
Una de las cosas que mayor carácter le dan a Cholon es la gran cantidad de pagodas chinas que salpican todo el barrio. Como las más interesantes estaban relativamente cerca nos acercamos paseando, pero pasear en Ho Chi Minh es sinónimo de estrés y de jugarte la vida a que te atropelle una moto en cualquier momento (incluso yendo por la acera). Conseguimos llegar enteros a la primera, la pagoda de Quan Am. Su entrada estaba protegida por una monumental puerta de entrada de estilo chino que nos encantó, empezábamos a observar verdaderamente la herencia china de Cholon. Su interior estaba fastuosamente decorado con lacados y dorados, lleno de frases escritas en chino. Había unos pocos fieles y éramos los únicos turistas. Nos pareció una fantástica primera toma de contacto con las pagodas chinas de Cholon.
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Pagoda de Quan Am |
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Interior, con varios fieles rezando |
Luego fuimos a la pagoda de Phuoc An Hoi Quan, una de las mas bonitas de Cholon. Sus decoraciones y relieves son fascinantes, de un detallismo extremo. Su interior está lleno de detalles interesantes, y lo mejor es que pudimos disfrutarlos prácticamente solos. Es un templo en el que no hay prácticamente ni un palmo sin una maravillosa decoración: una cerámica, un lacado, un relieve, una inscripción china dorada, una escultura… Sin duda, de las mejores pagodas de Cholon.
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Pagoda de Phuoc An Hoi Quan |
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Altar principal de la pagoda |
Aunque tenemos que reconocer que nuestra preferida fue la siguiente que visitamos, la pagoda de Thien Hau. Lo que la hace especial son los centenares de figuritas que adornan sus partes altas como cornisas o tejados, pequeñas obras de arte policromadas que representan personajes, figuras mitológicas o intrincadas decoraciones. Nos impresionaron mucho, no habíamos visto nunca nada igual. El interior es también interesante, pero una vez que descubres las figuritas de los tejados, no puedes volver a mirar hacia otro lado. En esta pagoda fue el lugar donde más turistas encontramos, parecía una de las paradas de grandes grupos que se movían en autobús. Junto con la de Phuoc An Hoi Quan, son las dos pagodas mas interesantes que visitamos, las dos muy diferentes entre ellas.
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Entrada de la pagoda de Thien Hau, donde se intuyen las fantásticas figuritas del tejado |
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Detalle de las fascinantes figuritas de la pagoda |
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Interior de la pagoda |
La última que visitamos estaba muy cerca, fue la pagoda de Nghia An Hoi Quan. Tenía una espectacular puerta de entrada, con intrincados relieves. Su interior estaba tan decorado como las otras pagodas, sobre todo con lacados y caracteres chinos dorados. No nos pareció tan interesante como la anterior, pero al estar tan cerca no se pierde mucho tiempo en darle un vistazo.
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Entrada de la pagoda de Nghia An |
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Interior de la pagoda |
Era sobre las 13 h y decidimos volver a nuestro barrio, así que cogimos un taxi para que nos llevara (111.000 VND). Como era relativamente pronto para ir ya hacia el aeropuerto, decidimos darnos un homenaje y almorzar algo en la pizzería
Italiani's Pizza, una de la más populares (y caras) de la ciudad. Pedimos una pizza de prosciutto y burrata para compartir, que aunque nos pareció buena no fue nada del otro mundo. Junto con un par de cervezas, nos clavaron 465.000 VND por el almuerzo (unos 18 €, por dos bebidas y una pizza normalita). La verdad es que en aquel viaje habíamos probado pizzas mas buenas y mucho mas baratas…
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Nuestra pizza |
A continuación regresamos al hotel a recoger nuestras mochilas para ir hacia el
aeropuerto. Aunque faltaban muchas horas para nuestro vuelo, ya habíamos visto como se las gastaba el tráfico de la ciudad, así que decidimos ir con tiempo. Según habíamos estado mirando, la mejor forma de ir desde aquella zona de
Ho Chi Minh al aeropuerto era cogiendo el
bus 109, así que nos acercamos caminando hacia la parada que tiene en la zona de Pham Ngu Lao. Seguramente acababa de pasar, porque no había nadie en la parada y tuvimos que esperar un rato. El bus era muy espacioso, ideal para quien viaja con mucho equipaje, y el billete es mucho mas barato que el taxi (sólo 20.000 VND, ¡menos de 1 €!).
Al final el tráfico no fue tan terrible como nos temíamos y llegamos con mucho tiempo al aeropuerto de Ho Chi Minh. Así tuvimos tiempo de cambiar nuestras ropas de verano por algo más acorde con las temperaturas que nos encontraríamos a nuestra llegada. Habíamos llegado tan pronto que todavía no habían abierto los mostradores de facturación. Aprovechamos para comprar algunos recuerdos en las tiendas (que son mucho mas baratas que las que encuentras al pasar los controles). Después facturamos el equipaje e hicimos todos los trámites. Nuestro vuelo de Qatar Airways destino a Doha salió puntual a las 19:15 h. Teníamos por delante unas 8 horas en las que intentamos dormir un poco. Llegamos a la capital de Qatar al filo de la media noche, y solo tuvimos que esperar algo más de una hora hasta el siguiente vuelo hacia Barcelona. Éste salió a las 1:35 h, y durante sus 7 h de vuelo conseguimos dormir un poco. Llegamos puntuales a Barcelona sobre las 6 de la mañana, poniendo fin a aquel fantástico viaje a Laos y Vietnam.
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